PROVENCE - ALPES - CÔTE D'AZUR
Siendo Francia un país fundamentalmente de valles y bosques, la Zona Mediterránea pone un acento diferente, mucho más cálido y colorido. Parte de los Alpes corresponde a esta zona, aunque se trata de montañas más bajas. Sol y naturaleza salvaje se funden en un paisaje deslumbrante. Por un lado las montañas y los ríos y por otro la costa con el mar. Ciudades con historia, vestigios artísticos de los romanos, joyas góticas y clásicas, parques naturales y viejos pueblecitos entrañables, todo eso es esta región.
AVIGNON
Avignon, antigua sede de los Papas emigrantes de la corrupción en Roma, muestra orgullosa su Palacio Papal, que deslumbra con su arquitectura e inquieta con su desnudo interior. Durante la época de su uso, el esplendor lujoso característico de los pontífices estuvo presente. Sin embargo, en el calor de la Revolución Francesa el desmantelamiento fue intenso y el afamado palacio se quedó desierto por dentro con un aire de austeridad lejano a sus inicios.
El centro de la ciudad, como muchas de su época, está cubierto por pequeñas callejuelas y rodeado por altas torres encantadoras. La Catedral, de estilo gótico alberga la tumba de Juan XII; detrás del edificio santo se localiza un hermoso jardín y la mitad del Puente Saint Bénezet, que se construyó para cruzar el Ródano.
El Petit Palais fue residencia de cardenales y obispos; actualmente es un museo que cuenta con obras de Boticelli y de las escuelas italianas de Venecia, Suiza y Florencia. El Palais Veux es una muestra de un estilo religioso más austero, producto del Papa Benedictino XIII de la orden cisterciense, en tanto que el Palais Nouveau, edificado por Clemente IV, muestra un estilo más libre, lujoso y recargado. Por último, el Museo Lapidario es un espacio arqueológico que presenta restos de obras de la zona, especialmente romanos.
ORANGE
Orange es una ciudad pequeña y agradable. Fue colonizada en tiempos romanos y fundado un obispado en el siglo IV, más tarde fue un lugar de acogida para los protestantes, por lo que la ciudad ha sido protagonista de importantes épocas históricas y así lo muestran los vestigios artísticos que conserva. La Catedral de Notre-Dame-de-Nazarethdel siglo XII, ha sido restaurada varias veces y es digna de admiración. El Théatre Antique, se considera uno de los teatros mejor conservados del mundo romano y está reconocido como Patrimonio Mundial por la Unesco. Es el único teatro romano que guarda la estatua imperial original de Cesar Augusto, que en este caso está ubicada en medio del escenario. Tras el teatro está el Parc de la Colline St-Europe, un jardín enorme desde donde se puede admirar gustosamente el teatro. Otro interesante monumento es el Arc de Triomphe, un gran arco central flanqueado por dos más pequeños con decoraciones a base de tallas que representan batallas.ç
AIX EN PROVENCE
Aix en Provence es la capital tradicional de Provenza. Los romanos fueron los primeros en disfrutar de sus aguas termales y su calor mediterráneo. Entre sus descendientes más famosos destacan Paul Cézane y Emile Zolá.
La ciudad está dividida en dos por el Cours Mirabeau, un moderno boulevard que corre a lo largo de Aix en Provence. La zona del norte del Mirabeau guarda su encanto antiguo con innumerables restos medievales, mientras que la zona del sur conserva las elegantes mansiones del siglo XVII. Entre los sitios más atractivos que ofrece Aix están el Atelier de Paul Cézan, ahora convertido en museo, la Catedral de Saint Saveur, de estilo confuso pero con un espléndido tríptico pintado que se conoce como 'La Zarza Ardiendo'; el Museo de Tapices, con obras de los siglos XVI y XVII y el Museo Granet, que ofrece las pinturas de antiguos autores locales y sus fuentes termales.
PROVENZA
Un buen punto de partida para descubrir esta zona es Briancom, una ciudad en lo alto de la montaña rodeada por un imponente fuerte con grandes puertas de madera. En su interior, la Place d'Armes reúne una serie de relojes solares que brindan un espectáculo de tiempo e historia cada día al ser bañados por el sol.
Molins en Queyras es una zona reservada como Parque Natural que cuenta con especies animales protegidas; se trata de un paisaje natural delicioso en cuyo seno se guarda la Montaña de Col de Izoard, contrastante con su aridez y sus desprendimientos de nieve en la primavera. Hacia el sur, el Parque Nacional de Mercantour protege entre sus cumbres rocosas al Vallèe des Merveilles que resguarda a numerosos grabados rupestres elaborados por hombres de la prehistoria.
Esta es la zona donde comienza a mezclarse el paisaje montañoso y alpino con el Mediterráneo, donde los contrastes que la naturaleza brinda se vuelven más intensos. ElGran Cañón de Verdon es un valle en medio de un profundo desfiladero que cuenta con una vista excepcional, con retos apasionantes para el visitante. Subir a los acantilados y ver, sumergidos en la profundidad a los valles que lo forman, es un recuerdo inolvidable.
La zona conocida como los Alpes de Haute Provence es algo así como la despedida natural de la montaña. El aroma a lavanda, característico de la zona provenzal, comienza a esparcirse por la atmósfera mientras se acude al encuentro con sitios pintorescos. La influencia romana de la primera etapa se observa mucho más en esta parte de Francia, así como su segunda parte con los estilos románicos y renacentistas. Iglesias como Notre Dame de Bourg, Notre Dame de Forcalquier o el Convento de Cordeliers, revelan esa ancestral tradición volcada hacia los cánones romanos.
El Cementerio de Forcalquier, poblado pequeño situado en las faldas de una colina, pierde su aire misterioso, típico de los panteones, y se convierte en un agradable espectáculo al atardecer cuando por la colina resbala el sol que se despide y los monumentos y cruces de sus tumbas blancas y rosadas brillan por la luz; la inclinación de la colina en que se ubica lo hace parecer más atrayente hacia la morbidez de su silencio.
El Mont Ventoux es el último pico de los Alpes hacia el sur. En Carprentras se puede observar la más antigua de las sinagogas en tanto que en Luberón las viejas iglesias y pueblos colgados como Oppède le Vieux sorprenden por su belleza. Una vista desde el Mourre-Nègre le servirá para despedirse de esta región, dominada por las montañas.
COTE D´AZUR
De Aix en Provence el descenso a Marsella es sencillo por carretera. Es una experiencia que cautiva, gracias a los espectaculares paisajes.
Marsella
Esta ciudad es de las más importantes del país. Su puerto es centro de múltiples actividades económicas en general. Aunque algunos piensan que la ciudad es desagradable por su aire marítimo de buques pesados y embarcaciones grises poco atractivas, el Puerto Viejo es un sitio en extremo delicioso. Antiguamente fue el centro de la vida marsellesa, sitio donde arribaban mercaderes con productos de la zona mediterránea y albergue de tendidos y bazares con interesantes encuentros culturales. Actualmente es la zona donde se detienen las pequeñas naves de pescadores, viajeros y vendedores en menor escala; por el día, las coloridas velas de los botes ponen una distintiva nota de color que contrasta con la mirada grisácea del puerto principal.
En la ciudad, una soberbia construcción del siglo XVII, la Maison Diamantée, alberga el Museo du Vieux Marseille, que contiene trajes, cuadros y figurines de la vieja Marsella. La Catedral principal marsellesa es de estilo neobizantino, atrayendo la atención por su pomposo cuerpo. Sin embargo, la Basílica de San Víctor es mucho más atractiva. La iglesia ha recibido reformas en cada siglo, por lo que su construcción es una mezcla equilibrada de diversos estilos que se remontan al siglo V con la cripta subterránea y al XI con el pórtico principal. Se sitúa junto al Fuerte de San Nicolás, que está abierto al público. Sus torres enormes y muros gruesos representan una vuelta a las etapas de la Alta Edad Media con la necesidad de resguardar las ciudades. Four des Navettes es una tradicional panadería que produce un original pan de naranja que se conserva hasta por un año. Visitarla puede ser un acercamiento al olor más dulce de la zona.
La Catedral de Notre Dame de la Garde
similar a la de Sacré Coeur de París, es un sitio que refleja el sol desde la colina donde se encumbra. Su interior es espléndido con sus pinturas, murales y piezas de mármol; sin embargo, la vista que ofrece en sus alturas es lo más agradable de la zona.
La Canebiére es la zona de cafés donde los antiguos marineros tomaban algo antes de zarpar. El tiempo la ha deteriorado, aunque de día y con un espíritu aventurero es un deleite para quienes gustan de sumergirse en la historia viva de una ciudad.
Entre los museos que la ciudad posee están el Museo de Bellas Artes, con obras renacentistas y neoclásicas y el Museo de la Marina, que muestra la historia del puerto.
Muchos sitios pequeños tienen historia en Marsella y en toda Francia, una historia que los franceses guardan celosamente y construyen como su mayor patrimonio. Acercarse a ellos es descubrir aspectos que solo el estar ahí le podrán brindar.
Como base naval francesa, Toulon, hacia el norte de Marsella, es increíblemente agitada y rica en ofertas de día, aunque de noche suele ser peligrosa. Rodeada por colinas, el Monte Farón es el sitio más atractivo para gozar de una buena vista; se puede llegar a él por medio de un funicular.
La Torre de Fondue es el punto de partida de pequeñas embarcaciones hacia la Isla de Porquerolles, en el Mediterráneo. La travesía dura entre 20 y 30 minutos y se puede disfrutar de la brisa y el color azul plata del mar. Recorrer la isla puede tomar alrededor de dos horas. Es posible encontrar hoteles en ella aunque suelen ser costosos ya que es refugio de grandes magnates y de artistas y directores de cine que con frecuencia se trasladan a ella para filmar.
La Ile du Levant, cercana a la de Porquerolles, ha sido centro fortificado de la armada francesa durante largo tiempo. Una zona pequeña de la misma isla es actualmente uno de los campos nudistas más afamados y exclusivos de Europa: Heliopolis.
LA RIVIERA
Después de Marsella, siguiendo el litoral mediterráneo, se llega a La Riviera, que es, con mucho, la mejor zona turística de Francia. Tradicionalmente ha sido territorio de gente poderosa, actores de cine, artistas plásticos o creadores mundiales.
Saint Tropez
Saint Tropez es el sitio de playa por excelencia. Un dato singular es que su población aumenta de 7.000 habitantes en temporada normal a 64.000 en el verano. Hay incontables villas propiedades de acaudalados magnates, actores, directores y artistas. A pesar de ello, circulando por las calles de este mítica playa solo es posible ver a personas comunes y corrientes que se han aventurado a tomar unas vacaciones en este encantador sitio. Entre lo que más destaca de Saint Tropez además de sus playas y leyendas modernas, está la Plaza Citadell, una fortaleza del siglo XVIII con una imponente vista de la bahía; un atardecer ahí puede ser la locura de la magia del Mediterráneo. El Museo de la Marina expone la historia de la navegación en la zona a través de graciosas maquetas y miniaturas entre las que destaca una galera griega. El arte tiene su espacio en el Museo de l'Annonciade, donde se pueden encontrar pinturas impresionistas que retratan el paisaje de La Riviera en obras de Matisse, Signac y Bonnard entre otros. Le Gorille y Sénéquier's son cafés donde el mayor atractivo es la vista que ofrecen de la ciudad.
Cannes
Cannes es mundialmente conocido por su famoso Festival de Cine que se celebra anualmente en mayo. Es una ciudad creada a gusto de sus visitantes, ciudad de veraneo. Su ambiente cosmopolita, sofisticado y elegante lo hacen uno de los favoritos de los famosos y excéntricos personajes del mundo; a pesar de ello, la paz se puede encontrar en su paisaje azul que domina la vista y en la brisa que se cuela por entre los espacios vacíos. La vida en esta pequeña ciudad es costosa y solo permisible para aquellos que cuentan con una buena fortuna. Sin embargo, un paseo por sus calles nunca resulta imposible y aporta una visión de un mundo de ensueño.
Desde Cannes se puede llegar por barco a tres islas idílicas: Lérins, tranquila y reposada; Santa Margarita, cubierta de eucaliptos y pinos y cuajada de tradicionales pescadores que guarda el Fort Royal, sitio histórico donde estuvo encarcelado el Hombre de la Máscara de Hierro que en realidad era de terciopelo; por último San Honoratoque posee un magnífico y misterioso monasterio fortificado de estilo gótico.
Vallauris y Antibes son dos pueblos pequeños que encontrará por la costa. Cuentan con sitios históricos donde Picasso se refugió para realizar parte de su obra. En ambas se encuentran museos dedicados al famoso pintor español.
Niza
Niza es la ciudad grande, constantemente asediada por los viajeros. El Boulevard Promenais des Anglais, lleno de palmeras, es el primer encuentro con la ciudad. A un lado, el mar rompe en sus playas y acantilados rosados, del otro, las construcciones de romanos y cristianos de varias épocas anuncian la llegada a un sitio acogedor. Entre estas obras, destacan el Negresco, actualmente hotel, con su fachada rococó y sus porteros vestidos a la usanza cortesana. Más allá, el Casino Mediterranée, el Jardín Alberto I, con su fuente de tritones esculpidos en bronce y el Teatro Moderno al aire libre donde se realizan renombrados festivales.
Alejándose de la avenida principal se van encontrando las calles donde la vida se desliza cada día: tiendas de ropa, zapatos, joyerías, alimentos, discos y libros, así como pequeños cafés y bares para hacer un alto en el camino. En este espacio conviven edificios antiguos y nuevos.
Una de las partes más pintorescas de Niza es su ciudad vieja, a la cual se puede llegar cruzando la Plaza Masséna. En esta parte se ubica la Opera, construida en el siglo XIX y el Cours Saleya, mercado callejero, que por la tarde se convierte en un atractivo mercado floral. Del lado del muelle se encuentran antiguas casas de pescadores que se han convertido en la zona bohemia de Niza al transformarse en pequeños museos, cafés, bares y tiendas de arte.
Quizás el edificio más llamativo de la ciudad vieja sea el Palais Lascaris, del siglo XVII. Es un sitio pequeño con una suntuosa escalera de mármol esculpido y frescos en sus techos.
En las colinas de Niza, el Barrio de Cimiez se conservó desde la era de los romanos como la zona residencial exclusiva de los poderosos; posteriormente, la Reina Victoria la realzó con sus gustos y transformaciones; personajes como Matisse, entre otros, vivieron en este acaudalado vecindario. Actualmente su nivel ha descendido un poco y se encuentra habitada por personas y locales comerciales menos extraordinarios. Entre sus atractivos, además de su estructura, están sus museos dedicados a Matisse y Chagall y las ruinas romanas correspondientes a las termas del siglo II.
Mónaco
Mónaco ofrece su esplendor y lujo en sus calles, sus casinos y sus playas. A pesar de que no es territorio francés, comparte servicios con los galos y la entrada es obligada si se está cerca de la zona. Los trajes de etiqueta suelen brillar en las noches de Mónaco, aunque de día el ambiente es mucho más informal. Un sitio de gran interés es suMuseo Oceanográfico, con abundantes especies marinas. El Hotel de París es el más renombrado casino en cuyo interior se deslizan fortunas impresionantes entre naipes y ruletas. En este pequeño territorio, como un cuento de hadas, no podía faltar un sitio dedicado a los juguetes: el Museo Nacional que cuenta con una colección de 2.000 muñecas que hacen las delicias del público.
En fin, La Riviera es un lugar de la tierra fascinante, repleto de color, olor e historia que, curiosamente, conviven con una menor disciplina. La belleza de sus playas y su sol, sean quizá la fuente natural de ese extraño relajamiento que se instala en la zona y que, pese a todo, le hace conservar la elegancia típica de cualquier región francesa.
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